miércoles, 4 de agosto de 2010

INTRODUCCIÓN

Cuando nuestros primeros padres, Adán y Eva, ofendieron a Dios en el Paraíso Terrenal, cometieron un pecado que, por ser ellos “finitos”, no podían revocar por si solos, porque las ofensas se miden por el ofendido y no por el ofensor. Sólo un ser de naturaleza infinita podía redimirlos de aquella falta. Dios en su infinita misericordia prometió enviarles un redentor. Pero ¿quién podría hacerlo? sólo otro Dios, cuya condición fuera infinita; pero no había “otro Dios” que pudiera hacerlo pues Él es ÚNICO y si se sacrificaba él mismo la Redención no se produciría porque faltaría el sacrificio del ser humano. Tampoco podía hacerlo un hombre, pues aunque todos los seres humanos nacidos y por nacer se sacrificaran, no podían satisfacer la deuda que habían contraído.
Nuestro Padre-Dios, en su sabiduría infinita decidió que su Hijo, el Verbo mismo de Dios se encarnara para adquirir la naturaleza humana y así siendo HOMBRE-DIOS, podría alcanzarnos la Redención.

AL PRINCIPIO…
Cuando los apóstoles se encontraron con Jesús de Nazaret, sólo vieron un hombre, que era excepcional, pero era uno igual a ellos, conocían a sus padres, María y José. Poco a poco adivinaron la presencia de Dios en este hombre al que habían adoptado como maestro, porque vieron su manera de vivir y de pensar, por sus obras y palabras, por los poderes divinos que asumía, por su manera de rezar y lo más importante totalmente preocupado por proclamar la voluntad del Padre y sobre todo asumirla él mismo. Entonces ¿Quién ES?
Le escuchaban hablar de “SU PADRE” y se los entregaba como “Vuestro Padre”; hasta que un día Él mismo les preguntó: 18 Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó:”« ¿Quién dice la gente que soy yo?»19 Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.» 20 Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.» 21 Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie”. (Luc. 9, 18-21). Pero la verdadera revelación fue para ellos la Resurrección. Allí descubrieron el gran secreto : ERA EL HIJO DE DIOS, A QUIEN Dios resucitó de entre los muertos. Todo era para ellos un “misterio”, en el que creían solamente por la fe, sin preguntarse el “cómo”, con la sola seguridad que les daba el haberlo visto hacer tantos prodigios.

LAS PRIMERAS COMUNIDADES
Para las primeras comunidades Jesús era: el profeta, el Hijo del hombre, el Hijo de dios, el Señor, el Maestro
todos títulos eminentemente bíblicos, pero ninguno de ellos lo definía en su totalidad, ya que explicaba la real misión de Jesús y menos aún su misterio. Estas concepciones eran espontáneas y concretas basadas en la unidad del Hombre y Dios, que convivían en l Jesús de Nazaret apoyadas por una fe viva que se fundaba en forma pacífica y serena, sin especulaciones filosóficas
Pero llegó el momento en que los cristianos provenían del mundo griego, acostumbrados a razonarlo todo y a buscar explicaciones. Pero llegó el momento en que los cristianos provenían del mundo griego, acostumbrados a razonarlo todo y a buscar explicaciones. Se hacía necesario para la Iglesia fijar categorías y conceptos fueran comprendidos y aceptados por los nuevos conversos; pero éstas nuevas explicaciones daban lugar a ambigüedades y deformaciones que hacían aparecer creencias curiosas.
La primera secta fue la del Gnosticismo fue la del Gnosticismo. Para ellos Cristo era un “mito”. Sus miembros decían tener conocimientos especiales y lograban salvarse a través de ese mismo conocimiento (1) Jesús no es ni dios ni hombre sino un ser espiritual que solo aparentó tomar cuerpo y vivir entre nosotros para darnos los conocimientos secretos necesarios para liberarnos de la prisión que es nuestro cuerpo, por lo tanto, nos salvamos al adquirir el conocimiento y no por la obra de redención de Cristo que se auto-divinizó (2). Los Gnósticos tenían un sinnúmero de grupos de pensamientos, que si bien no se apartaban de lo esencial, sostenían diferentes ideas. Uno de estos grupos que tuvo mucha divulgación era dirigido por Pablo de Samosata para quien Cristo era solamente un hombre, en el que habitaban los atributos de Dios de manera mas efectiva que en los profetas y obraba milagros según una fuerza especial; a esta herejía se la llamó Adopcionismo. (3).

GRANDES DISPUTAS EN TORNO AL DOGMA
Con Constantino y el edicto de Milán (313) la Iglesia salió a la luz puesto que se le dio “libertad de culto”, pero esto trajo aparejado innumerables controversias en torno al dogma; los bizantinos (habitantes de Constantinopla y del Imperio de oriente) estaban muy acostumbrados a discutir cuestiones políticas, sociales y fundamentalmente religiosa. Este fue el caldo de cultivo en que se desarrollaron las controversias religiosas de los primeros siglos del Cristianismo, las que, si bien produjeron muchas disputas y problemas a la Iglesia, obligaron a definir definitivamente los DOGMAS.


EL ARRIANISMO
Arrio, era un sacerdote de Alejandría, pero partidario de la Escuela de Antioquia, sostenía que en la DIVINIDAD, no había tres personas, sino sólo UNA, el Padre; Jesucristo, no era Dios, había sido creado de la nada, por lo tanto era una criatura, que no existió durante un tiempo (no es eterno) y sólo servía a Dios Padre para crear el mundo. No era de la misma naturaleza que el Padre, sin embargo como primogénito y más excelente de todas las criaturas, está por encima de todo lo creado y es de una superioridad tan grande que puede ser considerado Dios pero, susceptible de pecado y como criatura, inferior al Padre, era incapaz de redimir al ser humano. Así mismo creía que el Espíritu Santo era inferior, inclusive al Hijo (4).
Las cuestiones religiosas y políticas estaban muy entremezcladas. Ante la controversia arriana, el emperador Constantino fue quien convocó a los obispos a Nicea, para un concilio, que comenzó a sesionar en mayo de 325. Después de muchas discusiones se llegó a la fórmula de la HOMOOUSION , cuyo autor fue Osio de Córdoba, según San Atanasio, dicha fórmula consistía sostener que Jesús era CONSUBSTANCIAL , con el PADRE, engendrado, no creado. Allí se redacto el Credo de los apóstoles que contiene la verdadera fe del Cristianismo y dice:
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso,Creador del cielo y de la tierra,de todo lo visible e invisible.Creo en un Solo Señor Jesucristo,Hijo único de Dios,nacido del Padre antes de todos los siglos:Dios de Dios, Luz de Luz,Dios verdadero de Dios verdadero,engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,por quien todo fue hecho.El cual por nosotros los hombres, bajó del cielo,y por obra del Espíritu Santose encarnó de maría la Virgen, y se hizo hombre;y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato,padeció y fue sepultado,y resucitó al tercer día, según las Escrituras,y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;y de nuevo vendrá con gloriapara juzgar vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,que procede del Padre y del Hijoque con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,y que habló por los profetas.Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.Creo en la resurrección de los muertosy la vida del mundo futuro. Amén.
No terminó aquí la herejía. El emperador tenía un séquito en el que había muchos arrianos, incluso su hermana constancia y Eusebio de Cesarea quienes pelando a injurias y calumnias contra Atanasio, lograron por fin Arrio, que había sido desterrado volviera a Constantinopla, donde poco después murió.
Después de la muerte de Constantino resurgió la controversia en el llamado SEMIARRIANISMO, que no fue una verdadera herejía sino más bien una actitud de grupos disidentes que no aceptaban la fórmula de la homoousión (o consubstancialidad) sino que hablaban de semejanza, hasta que al fin se terminó la discusión en el Concilio de Constantinopla del 381, donde todo fue aclarado gracias a los Padres Capadocios (Basilio de Cesarea, Gregorio de Nisa, y Gregorio Nacianceno) (6). Se había establecido que en Cristo hay DOS NATURALEZAS. Una naturaleza divina y otra humana.

LAS CONTROVERSIAS POSTERORES AL CONCILIO DE NICEA
Después del Concilio de Nicea, comenzaron las discusiones acerca de la Humanidad de Jesucristo y se asumieron posiciones teológicas muy diversas. Surgieron dos escuelas: la de ANTIOQUÍA, que acentuaba en Cristo la Humanidad y la de ALEJANDRÍA, realzaba la Divinidad por encima de la humanidad. Ambas eran susceptibles de caer en la herejía (7).

EL NESTORIANISMO
Aceptando que en Cristo hay dos naturalezas, algunos teólogos comenzaron a afirmar que también había en Él dos personas, especialmente en la Escuela de Antioquia. Dos monjes Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia, empezaron a preguntarse como se daba la unión de las dos naturalezas y sostenían que la naturaleza divina habitaba en la naturaleza humana como en un templo o de una superposición de una naturaleza en la otra, como si fuera un guante y denominaban a esta unión extrínseca y circunstancial: conjunción; pero estas ideas se propagaron muy poco.
Fue NESTORIO, discípulo de ambos monjes y monje también y Patriarca de Constantinopla (4289>, quien las dio a conocer. La contienda comenzó cuando un sacerdote, amigo de Nestorio, proclamo en un sermón que MARÍA, no era madre de Dios, es decir, fue la madre de la naturaleza humana de Cristo pero no pudo haber engendrado a la naturaleza divina; sólo dio luz a un hombre en el que había venido a habitar la divinidad, por lo tanto Cristo, en su sola naturaleza humana no pudo redimir al hombre a pesar de sus sufrimientos, porque su naturaleza era “finita” y por lo tanto ”limitada” (8).
Esto indigno al pueblo, ferviente devoto de Maria, Madre de Dios, protestó y provocó verdaderos tumultos contra Nestorio.
Nestorio escribió al Papa Celestino I explicando sus ideas y le envió toda la documentación que tenía al respecto y Celestino las envió a Casiano, Sabio abad de Marsella, a fin de tener su opinión. Por su parte Cirilo de Alejandría, que conocía las ideas de Nestorio también escribió al Papa para expresarle sus objeciones a los conceptos de Nestorio. Al recibir la respuesta a su consulta y las cartas de Cirilo , Celestino vio el enorme peligro en que estaba la ortodoxia y comisionó a Cirilo para que fuese a Constantinopla a imponer a Nestorio la doctrina ortodoxa a la que debía someterse y le escribió al mismo Nestorio. El Patriarca, con toda su soberbia y ante tal humillación, trato d atraerse atemperador Teodosio II.
Fue así como se resolvió convocar al Concilio de Éfeso (431), tras una serie de sesiones discutidas en su validez, llegada tarde de los representantes del Papa y otra serie de contrariedades se pudo desarrollar la reunión en la que no se resolvió ninguna profesión en materia de fe, pero aceptó la unión según la unión hipostática, la integridad y perfección de las dos naturalezas de Cristo y la confirmación de la designación de María como theotókos (que significa Madre de Dios).
Una anécdota que contaban las abuelas narra que mientras el Concilio se desarrollaba, el pueblo, fervoroso devoto de la Virgen se reunió, casi tumultuosamente, en la iglesia de Santa María rezando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”, palabras que posteriormente fueron agregada al Saludo del Ángel Gabriel y que se convirtió en la primera oración que aprendemos casi todos los cristianos

EL MONOTELISMO
Esta doctrina sostiene que como consecuencia de la unión de las dos personas (divina y humana) existe en Cristo una sola voluntad. El patriarca Sergio de Constantinopla creía unir así las tesis católica : de las dos naturalezas y la tesis monofisita que en esta unidad podrían ver la unidad perfecta de Cristo, que ellos defendían (12).
El Emperador Heraclio (610-641) había logrado entrar a Jerusalén y devolver a los cristianos la reliquia de la Santa Cruz, por lo que se vivía en un momento de gloria para el imperio Bizantino. Por lo que Sergio intentaba lograr una unión total de las religiones. Lograron unas cuantas victorias entre los monofisitas que aceptaron la idea, no así entre los católicos, entre los que se opusieron el Patriarca Máximo y Palestina y su su sucesor Sofronio.
El Patriarca Sergio trató de involucrar al Papa Honorio a quien le escribió diciendo que “todos” los monofisitas se habían unido a su tesis y desacreditando a Sofronio de Palestina. El Papa obró muy precipitadamente aceptando parcialmente las ideas de Sergio aceptando alguna unidad en la voluntad, pero refiriéndose a una voluntad moral totalmente conforme con el Padre.
Envalentonado con la “aprobación del Papa”, Sergio propuso al Emperador Heraclio que publicara un edicto con una fórmula de fe la “Ekthesis” (“explicación” en griego)(638), documento según el cual tomaba en principio la tesis de Honorio pero terminaba sosteniendo que en Cristo había una sola voluntad, el que fue aceptado por los obispos de oriente y los Patriarcas de Constantinopla y Jerusalén pero con una fuerte oposición de los pontífices romanos que sucedieron a Honorio y de San Máximo que desde Cartago se empeñó en una campaña en contra de los monoteletas. El nuevo Patriarca Paulo II publicó un edicto de unión llamado “Tipo”, según el cual se llamaba a silencio sobre el tema a los dos grupos, pero no obtuvo éxito.
Después de muchas controversias se llamo al IV Concilio de Constantinopla (680-681), en que las discusiones fueron largas y difíciles pero terminaron con la aceptación de la doctrina papal de las dos voluntades y dos operaciones afirmando que e Cristo hay: “dos voluntades naturales y dos operaciones naturales, sin división, sin conmutación, sin separación, sin confusión” . Además esto robusteció a la sede romana porque se había reconocido la autoridad suprema de la sede pontificia; por último se lanzó un anatema contra los cabecillas del monotelismo (13).

EL PENSAMIENTO ACTUAL
El 1.500 aniversario del Concilio de Calcedonia (451) despertó en los teólogos de las décadas de l950
y l960 la necesidad de realizar un nuevo análisis de las doctrina conciliar; el primero que se ocupó del tema fue Kart Rahner inmediatamente seguido por otros que se unieron a esta labor. Se trataba de revisar las resoluciones de Calcedonia a la luz de ls nuevas ideas que habían surgido a lo lardo de esos años.
Las dos naturalezas se entendían como variedades de una misma entidad básica, olvidando que la naturaleza divina es un “misterio”, que no conocemos y por lo tanto no podemos comparar. En cuanto al término persona, tenía un significado muy distinto al que se pensaba en el siglo V: la palabra hipóstasis significaba subsistencia, la raíz metafísica de algo el fundamento en el que se asiente un individuo y es un término filosófico (14) y no psicológico.
LA NATURALEZA HUMANA ES UNA REALIDAD FINITA CON CAPACIDAD PARA LO INFINITO. Tiene capacidad para preguntar lo que no sabe u cada respuesta es fundamento para le siguiente porque ninguna repuesta nos va a satisfacer porque buscamos conocer la VERDAD y esa VERDAD sólo la encontraremos en lo infinito que es Dios. Tenemos una gran inclinación hacia el AMOR, pero aun con el amor interpersonal más grande no nos sentimos saciado, porque tenemos necesidad del AMOR DE DIOS. Siempre soñamos con un futuro mejor porque tenemos capacidad de ESPERANZA y eso se manifiesta en personas que pasan por situaciones límite, porque tenemos infinita capacidad de vida que sólo puede ser colmada por la fuente de la vida que es Dios.

CITAS
  1. Gnosticismo, en, www.catholic.net .
  2. Gnosticismo, en www.corazones.org.
  3. Idea general del Gnosticismo, en, www.mercaba.org.
  4. LLORCA B., GARCÍA VILLOSLADA R. Y OTROS, Historia de la iglesia católica, Tomo I, Edad Antigua, Madrid, BAC., 1964, págs. 368-371 y Arrianismo y semiarrianismo, en, www.corazones.org.
  5. IBIDEM, págs. 370-380 y www.mercaba.org.
  6. Semiarrianismo, en, www.es.catholic.net.
  7. BOFF Leonardo, PASION DE CRISTO-PASION DEL MUNDO, SAL TERRAE. SANTANDER 1980, págs. 12-15, en, www.mercaba.org.
  8. LLORCA B Y OTROS, Historia…, ob. cit., págs. 510-512.
  9. IBIDEM, págs. 510-515.
  10. RIESTRA J. A., La formación del dogma católico, en, www.mercaba.org.
  11. www.mercaba.org/herejías/monificismo.
  12. LLORCA B y otros, ob. Cit. Pág. 732.
  13. IBIDEM, págs. 732-749, www.mercaba.org /herejías y Nestorianismo, Monofisismo y Monotelismo, en www.catholic.net.
  14. JOHNSON Elizabeth A., La cristología hoy, Santander, Ed. Sal Térrea, 2003, págs. 33-34.
  15. IBIDEM, pág. 42.
  16. IBIDEM, págs. 43-45.
  17. IBIDEM, pág. 41.

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA.

  • LORZT Joseph, Historia dd la Iglesia, desde la perspectiva de la Historia de las Ideas, Madrid, Ed. Guadarrama, 1962.